lunes, 28 de marzo de 2011

Las reglas del juego


Todo estaba dispuesto, todo estaba arreglado. Él lo sabía, pero esperaba tras la puerta de todos modos; él lo sabía y caminó las ocho cuadras del departamento alquilado del centro hasta allí. No había que suponer nada; las cosas irían cayendo como aleteo de mariposa. Pues en algún punto de esa espera creyó que podría desistir, que sus pasos, en la caminata que recordaba, en algún momento se desviarían. Sus razones eran incomprensibles, tanto que no vale la pena escribirlas. 

Sintió la necesidad de prender un cigarro. Lo hizo a pesar de las advertencias. Su mirada se desparramó sobre las siluetas negras, las sombras que se movían tras la puerta y que entrarían. Llegaría el momento casi por regla geométrica y dentro de aquel cosmos de la geometría no hay escape. No hay salida de los triángulos y cuadrados. La hipotenusa se rige siempre de la misma manera.

Tal vez fue eso que le despertó las ganas de salir, de romper ese juego en el que estaba metido desde el momento en que pensó en hacerlo, en que se decidió a jugar. Pensó que podría hacer algo, de romper el marco dentro del marco, de ir en contra de aquel juego que rige todos los movimientos, que se desenvuelve por medio de todos sus jugadores. ¿Podría haber ganado? Seguro, ¿Está destinado a perder? Seguro.  

Tenía miedo. Giró sin que las consecuencias le importaran. Giró creyendo ver la salida del juego en una luz que llegaba desde la calle. El momento se había ido, el turno pasó, sus dados cayeron en cualquier parte y nunca más los volvería a ver.

 Parecía hasta divertido escuchar la puerta entornándose, parecía irrisorio, casi absurdo dentro de su cabeza, que en aquel mismo momento, en que su voluntad había decidido otra cosa las consecuencias se hicieran vigentes. Los roles habían cambiado. Un movimiento lleva a otro. Besar a Beatriz, lleva  a quitarle la ropa; quitarle la ropa lleva a tus manos ir a sus pechos, etc. Girar en aquel momento significaba que él te había visto, que se había adelantado y que tú, tras el estruendoso ruido, caías de cara sobre el maltrecho piso de madera.

2 comentarios:

  1. siempre me pregunto cuanto de realidad y de invención tienen tus cuentos, porque es como mirar un cuadro en 3d, como las laminas holograficas que por un lado se ven de una forma y por otro de otra. Pero mejor no quiero saber porque asi es mas misterioso :B

    Ah, y te faltó especificar que esos triangulos son cuadrados, ese es el unico que tiene hipotenusa.

    (L)

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